El Código Penal no recoge un delito específico para los insultos. Es por ello que los insultos deben englobarse en el delito de injurias.
El delito de injurias comprende las acciones o expresiones que ofenden o lesionan la dignidad de otra persona. Este tipo de delitos no distingue si estas acciones o expresiones dañan al ofendido de manera pública o privada, pudiendo denunciarse en cualquier ámbito en el que se produzcan. En el siguiente artículo te explicamos cómo denunciar por insultos y amenazas.
Este tipo de delito supone un límite a la libertad de expresión de las personas, ya que de esta manera se prohíbe que una persona pueda insultar libremente a otra sin que se le imponga una pena por el daño cometido.
El Código Penal establece como requisito indispensable que los insultos que se propicien sean popularmente conocidos como graves. Así pues, todos aquellos insultos vertidos a una persona que no sean los que se usan de manera común, no pueden ser considerados como delito de injurias.
Los insultos constituyen un tipo de delito privado. Esto significa que solo puede demandar la persona que haya sido ofendida. No puede intervenir el Ministerio Fiscal ni el Juez o Tribunal de oficio, salvo que el ofendido sea un funcionario público.
Los juicios por amenazas tienen un problema básico, la prueba de las mismas pues no siempre existe reproducción visual o sonora, o testigos que no sólo hayan presenciado los hechos, además que estén predispuestos a relatar los hechos de un modo objetivo.
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